Surge principalmente de un momento difícil en mi familia, el fallecimiento de mi abuela. Debo confesar que por ningún medio había indagado tanto en el tema pero quiero que este blog sea un conducto mas transparente y sincero para conocernos. Volviendo al tema en cuestión, mi abuela llevaba varios días internada en un hospital de mi ciudad natal, Medellín. Por otro lado Yuri (mi hermana) y yo, estábamos atareadas de trabajo y sin tiempo libre, hasta que recibimos una llamada de la abuela donde ella nos decía que necesitaba vernos. Así que pusimos en marcha los permisos, pasajes y demás. Algo en nosotras también añoraba verla y abrazarla.

Días después al llegar a Medellín pudimos verla siempre tan sonriente, dulce y fuerte. El día se colmo de risas, charlas, historias y momentos claves para descubrir aquel verdadero amor que había detrás de la relación de mis abuelos. Cabe destacar que mi abuela sufrió un derrame cerebral por lo que, medio lado de su cuerpo no funcionaba, y los últimos años mi abuelo se había encargado de bañarla, vestirla, darle de comer, etc. Volviendo a ese majestuoso día, puedo recordar un momento en el que mi abuelo fue al baño y al regresar mi abuela le preguntó “qué donde estaba” afirmando que seguro estuvo mirando a la señora de al lado. Por dentro me reía de tan singular momento y pensaba… ella tiene 82 años, el 88, llevan 68 años de casados y de verdad piensan que aún existe la más mínima posibilidad de perderse. Luego llego la hora del almuerzo, me senté al lado de Rafael (mi abuelo) y le pregunte como conoció a Ana (mi abuela). Se puso rojo como un tomate, sonrió y sus ojos brillaban como los de un joven cuando ve al amor de su vida caminando por el altar. Ahí empezó a contarme la historia detalladamente y curiosamente no se le había olvidado absolutamente nada. Estaba embelesado contando aquella magnifica historia de amor y yo navegando por lugares encantados, empapándome de ese amor puro y sincero que salía de su cuento. Llegó la noche y mi abuela nos pidió que la dejáramos descansar, le di un besito y simulé que me iba pero me quedé mirando con la puerta entrecerrada unos minutos y vi el cuadro más hermoso de mi vida: Rafael dándole un beso a Ana en la frente y mirándola con esa dulzura y respeto de dos jóvenes en su primera cita.

Al amanecer, debíamos regresar a trabajar y así fue como nos montamos en el avión sin saber que al aterrizar en Bogotá recibiríamos la impronunciable noticia de que mi abuela había fallecido dormida y sin dolor alguno. Pasado los meses, estaba escribiendo uno mas de esos escritos privados, archivados en un cuaderno o un block de notas pero esta vez no se trataba de mis rupturas, amores silenciosos, juveniles o esos amores sin resolver. Esta vez se trataba de algo más profundo y trascendente que emanaba de la historia de mis abuelos. Mientras escribía pensaba: esto no se puede quedar archivado como mis demás poemas, tiene que salir  y dar luz a esas personas que han dejado de creer en el amor.

Me puse en búsqueda de la manera en la que haría visible la historia de mis abuelos y llegó la idea de sacar un libro. El único inconveniente era que no podía ser solo ese escrito, pues no tendría suficiente contenido así que debía revelar todos mis sentimientos y pensamientos privados, aquellos que anteriormente solo les mostraba a mi círculo íntimo. Al principio pensé que no funcionaría pero, por suerte, encontré la motivación por parte de mis allegados que empatizaron y se conmovieron con mis escritos. Así la idea de mostrarlos al mundo me empezó a sonar. Empecé con la búsqueda de una editorial, durante años me reuní con varias pero no sentía un verdadero feeling con ninguna. Es que realmente era algo tan especial que necesitaba que el equipo que lo conformara se impregnara de la historia y el proyecto. No podía ser fría, era un sueño a cumplir para mí.  En uno de esos intentos, llegó Andrea agudelo, una persona llena de luz con esa energía que no había palpado antes. Y así, en efecto dominó, fueron aparecieron las personas que conectaban con la misma frecuencia, como lo fue Daniela Zuluaga, con el importante y sensible trabajo de diseño gráfico. Meses después logramos hacer realidad “CONSTELANDO EN EL AMOR”  en el cual el prólogo es la historia de mis abuelos con un homenaje a ese amor que sueño encontrar…